Los restos de un caballo del tamaño de un pony, conservados a través de los tiempos bajo el hielo —han transcurrido alrededor de 700.000 años desde su muerte—, han deparado una gran sorpresa para los científicos, que han encontrado prácticamente intactos todos sus genes. Hallado en la península de Alaska, en territorio de Canadá, el fósil se encontraba enterrado y cubierto de hielo, a una temperatura de cinco grados bajo cero.